1. LA EVALUACION: UTIL PARA LA DEMOCRACIA Y PARA TOMAR DECISIONES.
1. INTRODUCCION
En el contexto
académico y de investigación hispano se considera que las políticas públicas
son planes, programas, proyectos o el desarrollo de unas actuaciones que
devienen de las decisiones tomadas por el Estado, al objeto de establecer unas
pautas para el desarrollo de las etapas de la política. Esta se ejecuta cuando las instituciones se
implican en la satisfacción de las necesidades sociales con el planteamiento de
transformar lo que se considera problemático. (Dye,1992; Aguilar, 1992; Vargas
2001; Roth, 2002; Salazar, “2008; Dunn, 2015 como se cita en Vergara, 2018).
En el mundo anglosajón el término
política pública se reduce solamente al sustantivo “política”, siendo producto
de a) el juego político, sus debates, acuerdos y desacuerdos; b) la
institucionalidad sus leyes y la arquitectura institucional; c) el resultado
que se pretende obtener con la suma de a) y b). Las políticas públicas, en
consecuencia, serian el resultado añadido de los dos primeros conceptos en
relación con la estructura y el proceso, dando lugar al engranaje circular que
pretende la descripción de los procesos aplicados por las instituciones en la
administración pública (Fisher,2003; Hajer, 2003 como se cita en Vergara, 2018)
La evaluación de las políticas
públicas en cuanto a teoría y análisis, se soportan sobre los principios
esenciales del Estado de Bienestar Social y en el modelo matemático del
utilitarismo económico. De ahí que la investigación en cuanto a la evaluación
de políticas públicas ha de estar dotada de la correspondiente rigurosidad
científica en relación con los métodos (cuantitativos y cualitativos) al objeto
de determinar los resultados del programa público en la sociedad. (Howlett et
al., 1995; Roth, 2007; Bemelmans et al., 2001 como se cita en Vergara, 2018)
2. LA EVALUACIÓN EN EL CONTROL DE LAS POLÍTICAS
PÚBLICAS.
La evaluación
se realiza con dos objetivos primordiales:
aprender de la experiencia (mediante la extracción de lecciones que
puedan ser objeto de aplicación en la mejora del diseño y la implementación de políticas
públicas), y para dar cuenta a la ciudadanía, a los que han aportado recursos y
al parlamento. El primer objetivo se
lleva a cabo mediante evaluaciones formativas (tiene como objetivo el
aprendizaje), el segundo objetivo se alcanza mediante las evaluaciones
sumativas (crean un juicio de valor de lo evaluado). (Feinstein, 2007)
Según el
momento en que se ejecuta la evaluación, se diferencian dos tipos: ex ante (proceso de diseño de políticas
públicas que consiste en una opinión relevante de la intervención y la
predicción de los resultados) y la evaluación ex post (se realizan después de
la implementación y antes de la conclusión, tienen carácter intermedio,
proporcionan juicios para tomar decisiones sobre la continuación de una
política pública). (Feinstein, 2007)
Para Cristian
Stoffaës, (1993), como se cita en Rivera, (2002) la evaluación es una
herramienta que ha de ser diferenciada de los controles de regularidad y que no
debe ser interpretada como el control de la gestión, ha de apoyarse en la ética
meticulosa definida porque su frecuencia y continuidad no son idénticas, los
responsables de la evaluación no deben ser perpetuos y ha de darse prioridad a
la externalización de los profesionales que la llevan a cabo. Delors (Ibid:ix)
como se cita en Rivera (2002); por su
parte opina que la relevancia del rol económico de la administración, con
constantes cambios necesarios y recursos
limitados, requiere de una consideración
exacta y precisa del impacto real
de actuaciones llevadas a cabo.
Las políticas
públicas son valiosos indicadores de la forma de gobierno de una sociedad,
revelan el reconocimiento que tienen los poderes públicos por los distintos
sectores de población, revelando los efectos de la participación de estos en la
vida política. La evaluación de estas
supone el control administrativo de los recursos, proporcionan información a
los actores sociales y genera las herramientas que se necesitan para la
continuidad del proceso de transformación del gobierno en dirección hacia una
gestión eficaz, dirigida a la consecución de los objetivos de las
políticas. El uso de distintos tipos de
evaluación conlleva un proceso en el que dan valor y proporcionan los
instrumentos que se precisan para rentabilizar la toma de decisiones en la
dirección a la mejora y eficacia de la gestión. (Solís et al., 2009)
3. LA EVALUACIÓN UTIL PARA LA TOMA RACIONAL DE DECISIONES.
Legendre
citado por Tremblay y Fontan (1994) en Rivera (2002), da su definición sobre la
evaluación, considerándola el juicio
cualitativo y cuantitativo, sobre el valor de un objeto, un individuo, un
proceso, una organización, puesto en relación con las características que se
pueden apreciar mediante la observación de las normas que rigen en el momento,
mediante criterios concretos, al objeto
de proporcionar información útil para la toma de decisiones en cuanto a
la consecución de una meta u objetivo. Su perspectiva pudiera resultar
vaga y referida a las racionalidades instrumentales. Combina la ética, la
acción pública y la intervención orientada a la superación de barreras. A pesar
de ello resulta de poca utilidad en la actualidad pues no toma en consideración
el dinamismo de la actuación pública y la dificultad ética que conlleva la toma
de decisiones y la puesta en marcha de proyectos. Es interesante hacer constar
que la evaluación no puede ser considerada únicamente como control de la
actuación pública, considerando Tremblay y Fontan (apoyados en la teoría de
Viiveret), dado que ambos opinan que el control tiene como base la conformidad
de que se evalúa en relación con ciertas reglas y normas.
El contexto de
la evaluación muestra las variables externas e internas que alcanzan un nivel
de comprensión de las actuaciones colectivas que implican toma de decisiones o
propuestas de desarrollo. (Rivera, 2002)
El nexo
existente en la evaluación y la toma de decisiones precisa de un análisis de
las estructuras que se dedican al seguimiento y evaluación de la administración
pública, sus fundamentos teóricos, políticos y metodológicos que se hayan en la
evaluación, así como la influencia en el concepto y abordaje de los problemas
del municipio, nación, región o país.
(Neirotti, 2020)
En la
evaluación encontramos una tensión entre la perspectiva de fiscalización,
control, y resultados con especial hincapié en el complimiento de objetivos
concretos y el comportamiento de las variables acorde a las previsiones, por un
lado. Por otro, surge un nuevo modelo de evaluación que la entiende como un
proceso mediante el que se puede dotar de fuerza a la deliberación pública, al
vínculo entre la técnica, la política y el conocimiento del nivel y modos de
materialización de derechos partiendo de la implementación de políticas
públicas. La evaluación es similar a la investigación académica ya que es una
producción sistemática de conocimientos y además emite juicios de valor estando
orientada hacia la toma de decisiones. (Neirotti, 2020).
4. CONTRAS y PROS DE LA EVALUACIÓN EN EL ANÁLISIS DE LAS
POLÍTICAS PÚBLICAS.
a) Contras:
·
La evaluación de políticas públicas conlleva un
importante gasto.
·
Requiere de grandes equipos multidisciplinares.
·
Para llevar a cabo una pequeña aproximación de
la política ex post son necesarios datos e información con una anterioridad
mínima de diez años. (Vergara, 2018)
·
Importante costo político (Angulo, 2016).
·
Afecta, en ocasiones profundamente, a la vida de
un número importante de personas, y no solo aquellas que son objeto de
intervención (Angulo, 2016).
·
Existencia de una red de intereses que rodea al
desarrollo del programa (Angulo, 2016).
b) Pros:
·
Cuando en un caso, hay un cambio estimado o
estimado de forma positiva por una política pública en la sociedad, ello indica
que el programa es eficaz, que tiene un impacto positivo en el bienestar social
(Vergara, 2018).
·
Se crea evidencia y claridad sobre las acciones
del Estado en sus políticas públicas en el entorno social (Vergara, 2018).
·
Surge el impacto de políticas que dotan a los
programas o proyectos de valor público (More, 1997; Kelly et al., 2000; Vergara
y Rodríguez, 2016 como se cita en Vergara 2018).
·
Existe la idea ampliamente aceptada en la
comunidad científica y política de que la evaluación debe acreditar sin lugar a
ambigüedades la eficacia del programa en acción, ya que es la única forma de
dar fundamento racional a las decisiones en política. (Angulo, 2016)
5. LA EVALUACIÓN GARANTIA DE DEMOCRACIA.
Un programa
social persigue unos fines, motivo por el que se pone en marcha. Estos
objetivos responden a la cobertura de unas necesidades y expectativas de la
población, lo que origina la implantación y/o demanda de programas. Además, la
evaluación conlleva el análisis del binomio programa-necesidad social, al
objeto de medir la intensidad de los logros conseguida, y en consecuencia la
cobertura de necesidades que se ha llevado a cabo. Con la aplicación de la
metodología, se pueden mostrar hechos cercanos a la exactitud sobre la realidad
en relación con el logro de los objetivos. Esta cuestión adquiere suma
importancia no solo para continuidad de las políticas planteadas, sino también
para su selección entre otras alternativas con distintas políticas
sociales. Los datos precisos y la
neutralidad de la que están dotados aportan seguridad ante la toma de
decisiones que tendrán una importante repercusión política y unas inevitables
consecuencias sociales (Angulo, 2016).
En América latina la
implantación de la evaluación en las Administraciones públicas ha tenido un
importante impulso, considerando la evaluación una función de mejora de la
gestión pública que añade solidez a la democracia. Esta práctica precisa de la
participación política, gubernamental y académica al objeto de crear la cultura
de la evaluación pública, percibiéndose la misma como parte del diseño y
gestión de políticas públicas al servicio del ciudadano. Esto supone la voluntad e interés político en
el marco democrático, la creación de normas, financiación y capacidad formativa
y de investigación en el campo concreto de su disciplina por cuestión de
materia académica.
El estudio
llevado a cabo por (Brisson & Molina, 2019) “Cuestiones de la evaluación de
políticas públicas para el fortalecimiento de la democracia” concluye que
existen las bases necesarias para la posibilidad de constitución de un sistema
integrado y con enfoque de derechos; a pesar de ello la armonía y articulación
de las condiciones es un desafío complicado, pero no por ello resulta
innecesario para el fortalecimiento de la democracia.
La evaluación
íntegra de un proceso, como fase indispensable que acata el deber de
transparencia y de calidad de la democracia por parte de la administración
pública, a lo que se añade el valor propio que le corresponde dentro de los
ciclos de las políticas que pretenden la mejora de la calidad y el impacto que
tendrán las mismas.
Por su parte
Vargas, (2011) realiza una evaluación sobre la influencia de la participación
social en lo que se refiere a políticas públicas cuyo objetivo es utilizar
datos empíricos para llevar a cabo una evaluación de la participación social.
En ella concluye, entre otras cosas, que la participación puede contribuir al
fortalecimiento de la democracia
6. CONCLUSIONES.
La evaluación
de las políticas públicas va alcanzando importancia en su implementación, a
pesar de los diferentes costes que supone, dado que esta dota de transparencia
y rigurosidad a las mismas, plantea la participación dentro del proceso, y se
fundamenta en el conocimiento científico.
Ello añade al
sistema democrático el valor de la objetividad, el interés por aplicar recursos
que resulten efectivos y mejorar aquellos que lo necesiten, a la vez que
contribuye al esclarecimiento de las prioridades para los gobiernos que han de
tomar decisiones.
7. BIBLIOGRAFIA
Angulo, J. F. (2016). Evaluación
de programas sociales: de la eficacia a la democracia. Revista Iberoamericana
de Evaluación Educativa, 286(1), 193–297.
Brisson, M. E., & Molina, M.
G. (2019). Cuestiones de la evaluación de políticas públicas para el
fortalecimiento de la democracia. 1–19. https://www.aacademica.org.
Feinstein, O. (2007). Evaluación
pragmática de políticas públicas. Información Comercial Española, Revista de
Economía ICE, 836, 19–31.
http://www.revistasice.com/CachePDF/ICE_836_19-31__0B24D3C2A65D74BACC7ADCC22F6A471E.pdf
Neirotti, N. (2020). Evaluación y
Toma de decisiones (Ediciones de la UNLa, Ed.; Primera ed).
Rivera, R. (2002). El contexto de
la evaluación de proyectos sociales en el marco de una democracia deliberativa.
Revista de Ciencias Sociales, III, núm.., 17–30.
Solís, P., Rojas, O., &
Duartes, P. (2009). Investigación monográfica. la evaluación de políticas
públicas. Contribuciones a Las Ciencias Sociales., January 2019, 1–15.
Vargas, S. (2011). Evaluando la
participación social: democracia y políticas públicas. Revista Mexicana de
Sociología, 73. núm., 1, 105–137.
https://www.redalyc.org/pdf/321/32118437004.pdf
Vergara, R. (2018). Reflexiones
en torno a la relevancia temática de la evaluación de políticas públicas.
Opinión Jurídica, 17(34), 191–209.
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