1.
A continuación,
se procede al estudio y análisis del artículo “Volver a pensar la pobreza:
definición y mediciones” publicado en la revista internacional de ciencias
sociales, nº 171 en marzo de 2002. Este documento fue elaborado por Udaya
Wagle, un alumno inmerso en el doctorado y profesor de la Universidad de
Massachusetts, Boston.
Wagle parte de
la base del interés que la pobreza tiene para los estudiantes de sociología y
los profesionales del desarrollo. Aborda
mediante un detallado estudio bibliográfico el concepto de pobreza
diferenciándolo de el de exclusión social.
Intenta dotar de contenido completo al concepto de pobreza desde las
distintas corrientes que somete a estudio y análisis en la persecución de unos
criterios objetivos, que resulten una prueba tangible, optando por un modelo
integrador de estas.
1. SINTESIS DEL DOCUMENTO.
Tres son los
ejes sobre los que el autor realiza su análisis respecto a la definición y
medición de la pobreza.
El bienestar
económico, más propio de aquellos que tienen una percepción economicista de la
situación de pobreza. Tres serían los
indicadores a tener en cuenta desde esta perspectiva: los ingresos, el consumo
y el bienestar. Todos ellos bajo un prisma absoluto, relativo y subjetivo.
A ello hay que
añadir que la medición del bienestar de las personas se lleva a cabo mediante
una comparativa (el bienestar de los demás) por lo que no habría lugar a un
enfoque absolutista, sino que debería ser relativo – moldeable- según el
momento y el lugar.
Para Townsend (1970-1999)
como se cita en Wagle, (2002); los pobres son los que carecen de recursos
suficientes para llevar una dieta alimenticia, los que no pueden acceder a
concretas actividades y mantener un determinado nivel de vida y seguridad. Esta perspectiva, según Wagle, basada en la
posesión de recursos conlleva a la alienación de los pobres de la sociedad.
Otro posible
enfoque sería el de la subjetividad. Esta opción ha sido estudiada, poniendo de
manifiesto la existencia de criterios culturales y vinculados a las
particulares características de la sociedad en la que se integra para su
“autoevaluación”, lo que no permite la creación de un concepto universal.
Las capacidades:
la percepción de que la pobreza de capacidades podía ser útil para definir la
pobreza diferenciándola de los que no se hayan en esta situación, podría
facilitar indicadores más allá de los ingresos y el consumo. En este caso
habría que centrarse en los motivos que limitan o impiden el bienestar de las
personas. Estas capacidades pueden devenir
de numerosas fuentes tales como la educación, la salud, habilidades en la toma
de decisiones, etc.
Sen (1987, 1992)
como se cita en Wagle (2002); considera que la “capacidad es conseguir un
estado de funcionamiento y logros” o sea tener capacidad para por ejemplo tomar
decisiones de forma correcta o cuidar de forma adecuada de su salud. Se trata de aquellas capacidades que
contribuyen al funcionamiento del individuo, de tal forma que mejoran su
bienestar. La carencia de estas capacidades conllevaría el impedimento de poder
adquirir conocimiento, mejorar la esperanza de vida, o la prevención de
patologías, por ejemplo.
No obstante, se
debe tener presente, que a mayores ingresos mayores posibilidades de mejorar
las capacidades y alcanzar un mejor funcionamiento de la persona. Esto no puede
obviar que la economía es solo un factor a tener en cuenta ya que otros (edad,
sexo, salud, entorno) también influyen en el desarrollo de las capacidades. A
todo ello se une el concepto de libertad para llevar a cabo la elección desde
la propia capacidad (Stone 1999:129 como se cita en Wagle, 2002)
No obstante, el
tener buenas capacidades no es garantía absoluta para obtener buenos ingresos
ya que la obtención de estos, el ejercicio de los derechos y deberes se puede ver
limitado por factores externos como pudieran ser los mecanismos
institucionales.
La exclusión
lleva apareadas consecuencias, no solo para el que la sufre, sino también para
las instituciones e influye en la economía, la política, cultural y social de
la pobreza. Se crean obstáculos para que ciertas personas accedan al mercado
laboral (por razón de raza, genero, edad, etc.) lo que supone que la persona se
desprenda de lazos y redes sociales buscando alternativas en la economía
sumergida o actividades ilícitas.
El aislamiento
en los procesos políticos es otra cuestión importante en la exclusión social.
No se trata del derecho a voto exactamente, si no que se ha demostrado en
estudios llevados a cabo mencionados por Wagle en su estudio, que la
participación de los pobres en política suele ser menor que la de los más
favorecidos. Esto supone una importante desventaja ya que las políticas
sociales que se implementan no se ajustan a sus necesidades.
Por último se ha
de tener en cuenta que la exclusión social hace presencia cuando las personas o
grupos se ven privados del acceso a actividades culturales o cívicas. Al respecto considera Putman (1993) como se
cita en Wagle, 2002; que los efectos que producen el intercambio entre las
personas, la solidaridad y el sentido de pertenencia a un grupo o colectivo no
tienen lugar en las sociedades individualistas.
En consecuencia, las personas que se encuentren apartados de socialmente
y que no pertenezcan a grupos culturales se hallaran en desventaja social,
psicológica, política y económica por lo que su tendencia a la pobreza y la
perpetuación de esa situación se verá reforzada.
Wagle, en su
artículo hace la defensa de una perspectiva amplia para definir la pobreza.
Busca aquellos indicadores que sean medibles y objetivos. Basándose en bibliografía al respecto intenta
desmenuzar el contenido del concepto desde distintos enfoques. Llegando a la
conclusión de la cierta dificultad que entraña dotar de contenido el constructo
y más aún hallar indicadores uniformes para hacer medible esta realidad. Su
estudio tiene lugar en el año 2002.
Revisada
bibliografía al respecto más reciente encontramos que Subirats et al., (2004),
admite la existencia de una teoría absolutista con visión economicista, basada
en los ingresos como forma tradicional de pobreza, esta sería la denominada
pobreza relativa ya que es inexistente el criterio universal desvinculado del
momento en que tiene lugar la medición y del lugar en el que se ejecuta. Considera que la perspectiva de estudio no
debe tener un único referente (el económico), siendo necesario introducir las
nuevas formas de desigualdad y darles idéntica importancia que para la medición
se le venía dando a la renta. Para Subirats et al, la exclusión social es un
concepto útil que engloba todas las privaciones que puede padecer una persona
en base a sus derechos y libertades, siendo la pobreza una constante en muchas
situaciones de exclusión social. A su criterio, la exclusión social
comprendería también la precariedad laboral, la carencia formativa, el
sinhogarismo o la falta de vivienda digna, la precariedad en la salud, la
carencia de red apoyos sociales estables y solidarias, la ruptura familiar,
etc. (Subirats et al., 2004)
Por otra parte,
el Consejo Europeo en su intento de reducir la pobreza y la exclusión social a
través de la estrategia 2020 determinó que se hallarían en riesgo de pobreza o
exclusión aquellas personas en las que al menos se dé una de las siguientes
circunstancias:
- Tener una renta per cápita, inferior al 60% de la renta media del país.
- Tener una jornada laboral que suponga menos del 20% de las horas potenciales de los miembros de la unidad de convivencia con edad inferior a 59 años.
- Tener carencias en cuatro de estos aspectos: gastos de hipoteca/alquiler y suministros, no poder tener la vivienda a una temperatura confortable, imposibilidad de afrontar gastos imprevistos, imposibilidad de adquirir alimentos como la carne, pescado, etc., de forma regular, no poder disfrutar de vacaciones, no poder adquirir un televisor, no tener una lavadora, no poder comprar un coche o un teléfono. (Lacuesta & Anghel, 2020)
En base al
artículo de Wagle, (2002) y tras haber buscado apoyo bibliográfico al respecto
de los conceptos objeto de estudio (pobreza y exclusión social) parece
complicado obtener una definición universal pues las particulares situaciones
de los individuos, sus únicos factores sociales, vienen a determinar su
estratificación social dentro de su contexto y su nivel de integración.
Coincido con los autores estudiados y principalmente con Wagle en que es
necesaria más investigación sobre esta materia y sobre todo la amplitud de
miras en las variables a considerar para determinar la pobreza y la exclusión social.
No obstante,
para tener una opinión certera y fundamentada el estudio sobre los términos
pobreza y exclusión social debería ser más amplio.
4. BIBLIOGRAFIA
Lacuesta, A.,
& Anghel, B. (2020). La población en riesgo de pobreza o exclusión social
en España, según la definición del Consejo Europeo. Boletín Económico Del Banco
de España. Artículos Analíticos, 1.
https://repositorio.bde.es/handle/123456789/10532
Subirats, J.,
Riva, C., Giménez, L., Obradors, A., Giménez, M., Queralt, D., Bottos, P.,
& Rapoport, A. (2004). Pobreza y exclusión social Un análisis de la
realidad española y europea. Colección Estudios Sociales. Colección Estudios
Sociales, 16, 1–190. www.estudios.lacaixa.es
Wagle, U.
(2002). Volver a pensar la pobreza: definición y mediciones. Revista
Internacional de Ciencias Sociales, 171, 18–33.
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